Son ceremonias que nos ayudan a decir adiós. No es fácil enfrentar la muerte de personas queridas, pero menos en estas circunstancias que quizás nos impiden verla, salir de casa, el contacto físico o hacer los rituales que acostumbramos y que nos ayudan a iniciar el duelo.
El confinamiento nos arrebata los rituales convencionales, pero tenemos rituales alternativos que nos pueden ayudar, desde lo personal, hasta la vivencia colectiva.
Hacer el duelo no es olvidar, no es dejar de amar, no es perder el contacto. Hacer el duelo es integrar y aprender a convivir con la ausencia, transformando el sufrimiento.

Material creado por: El equipo de Oxlajuj Q´anil (13 semilla) desde México

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