Los cuidados paliativos pediátricos han tenido una breve pero intensa trayectoria de vida. El enfoque del niño/a en el centro de nuestra atención y su familia y entorno es el eje central de la atención de nuestros equipos. La edad, la baja prevalencia, la variabilidad de las enfermedades, la dispersión geográfica, el impacto social y familiar, y las particularidades psico-emocionales ocasionan enormes dificultades en el manejo, en la organización de equipos y dotación de recursos, y la coordinación entre los mismos.

El nacimiento de centros especializados en nuestro país y su integración en el sistema sanitario supone un nuevo reto y una gran oportunidad. Todo ello configura una arquitectura única en el modelo de atención a pacientes con necesidades paliativas en la infancia y adolescencia cuyo horizonte aún está lejos, pero sin duda, se vislumbra alentador y lleno de esperanza.