Vemos el arte como una oportunidad, un camino o una puerta… para conectar con el sentido de la existencia, para apreciar lo que somos y lo que hemos sido, para hablar de las personas a las que queremos, de nuestro propio cuerpo, de la belleza del mundo, también del sufrimiento, de la soledad y la compañía, de los pequeños detalles y de las grandes aventuras, de forma consciente y sensible. Porque a veces, es muy difícil poner palabras a los sentimientos, la mayoría de veces ni siquiera las hay, por ese motivo el arte hace de puente para que nazcan nuestros pensamientos y emociones.

La arteterapia tiene el potencial de poder ayudarnos a expresar aquel sufrimiento que es difícil de sacar al exterior, nos conecta con nuestra parte más profunda y sensible, nos enseña a gestionar nuestras emociones, nos hace sentir que podemos hacerlo y finalmente, nos ayuda a entender y a guardarnos sentimientos que son difíciles de asimilar. Así, las personas afrontan su complicada situación de una forma más tranquila, sin preocuparse tanto y con más ganas de disfrutar del aquí y ahora.

Aunque nos encontremos en un momento muy difícil hoy, sea el motivo que sea, siempre podemos crear. Muchos artistas han realizado sus mejores obras en los momentos más complicados de su vida, tal vez con menos recursos y con pocas esperanzas, pero lograron conectar con su interior más profundo y lo han transmitido a través de una obra. Su dolor se convirtió en color. Y eso no significa que debamos hacer “algo muy hermoso” sino el simple o gran hecho de poder “hacer” puede empoderar y transformar.

Es muy frecuente que las personas que utilizan la terapia del arte despierten recuerdos a través de la creación artística. En estos casos, el trabajo se centra en escuchar sus historias de vida, y sostener la nostalgia que pueda aparecer. A menudo, tienen la necesidad de colocar ciertos aspectos de su vida que quizás no han sido aceptados, recuperar sensaciones que hace tiempo que ya no sentían, estar orgullosas de sí mismas por las personas que han sido y pedirse perdón por las cosas que hayan hecho mal. En estos casos es muy importante hacerles llegar el mensaje de que todavía no han muerto, que aún están vivas y que, por tanto, aún pueden reparar sobre el papel todas aquellas cosas que necesitan ser curadas. A través del arte, se pueden cerrar aspectos vitales muy importantes de cada persona y ver que la nostalgia tiene su parte triste pero también su parte bonita, sobre todo conectando a las personas con su presente, con la vida que aún tienen, sea como sea ahora.

Silvia Fernández Cadevall

Educadora Social, especializada en arteterapia.

Fundadora de la Fundación Arte Paliativo.

¡Comparte este Post!

¡No te lo pierdas!